miércoles, 23 de enero de 2013

ESCUELA DE FAMILIA -ENERO EN PRENSA


Las comparaciones entre hermanos minan la autoestima de los niños

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Dos expertas de Proyecto Hombre analizan con los padres del Juan Antonio Fernández las pautas que ayudan a mejorar la confianza con sus hijos y las que deben evitar.
Una buena autoestima hace que los adolescentes no recurran a las drogas con tanta facilidad y evita que bajen su rendimiento en los estudios. Así lo aseguran las expertas de Proyecto Hombre Melilla, Raquel Ortiz y María Ángeles Gallardo, que ofrecieron ayer una conferencia en la Escuela de Familia del IES Juan Antonio Fernández. El  objetivo de esta charla era ofrecer a los padres una serie de herramientas que refuercen en los jóvenes melillenses su autoestima y que comprendan que algunas de las acciones que hacen pueden minar esa confianza en sus hijos, como por ejemplo, las comparaciones que pueden hacer entre hermanos. También para los adolescentes ‘las comparaciones son odiosas’.
Ortiz y Gallardo trabajan de forma activa en el programa terapéutico-educativo que Proyecto Hombre ha emprendido con jóvenes de la ciudad y gracias a esta experiencia, se han dado cuenta de lo importante que es que las familias refuercen con comentarios positivos a los hijos para evitar que tengan una baja autoestima y que eso les lleve al consumo de cualquier sustancia adictiva.
Estas dos expertas destacaron que todos los jóvenes que llegan a este programa carecen de autoestima.
“La familia es un factor muy importante como medio protector. Es decir, que si lo padres tienen unas pautas para saber estimular la autoestima de sus hijos y notan sus carencias, les van a beneficiar”, apuntó Ortiz.

Lo que no se debe hacer

No sólo se trata de facilitar estrategias a los padres para que refuercen la autoestima de sus hijos. Estas dos expertas también analizaron las conductas que no ayudan nada a mejorar la confianza de estos adolescentes.
“Todos hemos sufrido cuando te comparan con los hermanos. Esto es un error porque los padres deben saber que cada hijo es un mundo y tiene sus cualidades y capacidades”, explicó Ortiz.
Otra de las pautas que dieron ayer estas expertas en la Escuela de Familia es que es mejor hablar a los hijos de forma positiva y no utilizar tanto las amenazas o los castigos. Por ejemplo, explicaron que no es bueno decirles que si no estudian, no van a salir en una semana. Animaron a los padres a utilizar argumentos más positivos y marcar metas y objetivos con sus hijos.
La idea es motivar a los chicos, porque si reciben muchas amenazas, les acaba dando igual, apuntó Ortiz.
Por su parte, Gallardo destacó que todos los adolescentes deben tener unos límites para que se comporten y que sus acciones tengan una serie de consecuencias, pero sin que la amenaza sea una constante en la relación entre padres e hijos.
Gallardo explicó que no funcionan los castigos  a largo plazo, es decir, que los padres les amenacen con que van a estar un año sin salir de casa, sino que son mucho más afectivos los que tienen una temporalidad más corta, por ejemplo, que este fin de semana no cogen la videoconsola, si no estudian por las tardes. Además, apuntó que es necesario que los padres cumplan con esa consecuencia, es decir, que no levanten el castigo.
Otra forma de educar en positivo, por ejemplo, ante el caso de un alumno que no aprueba el curso, es que los padres se sienten con este chico durante su tiempo de estudio, pero también en los ratos de ocio y que atiendan sus necesidades. No sólo los castigos sirven para ayudar. Gallardo destacó que otra forma positiva de animar a los hijos es con los elogios y con abrazos y besos, pues no se trata de que siempre haya recompensas materiales por hacer bien una tarea o por aprobar un examen.
Por último, indicaron que el aislamiento de sus compañeros y un exceso o falta de cuidado en el aspecto personal son síntomas de baja autoestima.
En un caso de acoso, “la gente pasa” para evitar una agresión
El profesor Alejandro Aguilar también intervino ayer en la sesión de Escuela de Familia del Juan Antonio Fernández. Su charla versó sobre cómo detectar un caso de acoso escolar y qué hacer cuando se descubre que un alumno está siendo maltratado por otros de sus semejantes.
Aguilar destacó que tanto padres, como profesores y el resto de compañeros del alumno que es acosado tienen que implicarse en la resolución de este conflicto. Desde su experiencia como profesor y tutor de un centro, aseguró que es imprescindible que los docente tomen parte en estos casos y que intenten que el alumno que sufre esta agresión se integre en otros grupos de amigos y que se le anime a practicar actividades extraescolares, como deportes o teatro.
Aguilar aseveró que ha vivido algún caso de acoso escolar y aseguró que también el docente lo pasa mal al ver que uno de sus alumnos es maltratado. Comentó el caso de un chico que fue apedreado por su condición sexual, y destacó que este tipo de experiencias marcan mucho a las personas que las viven.
Aguilar explicó que “la gente pasa” cuando se dan estas situaciones porque temen que el agresor vaya contra ellos, desde los propios docentes al resto del alumnado.
Los pasos que se deben seguir en un caso de acoso escolar es hablar con los padres y los orientadores del centro. También se analiza la situación con la clase sin el agresor y sin el agredido y luego se tiene una entrevista individual con cada uno de ellos.

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